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¿Qué pasaría si un día descubres que los seres humanos cambiaron las emociones reales por las virtuales? Ese el tema que Fiori Santa María aborda en la última edición de Mercado Negro. En él, nuestra CEO de Staff Creativa, hace reflexión sobre un fenómeno muy común en nuestra época, la digitalización de los sentimientos, y cómo esta realidad propone un gran desafío a los publicistas y comunicadores, quienes deben desarrollar contenidos memorables que trasciendan las plataformas digitales y, sobre todo, devuelvan a los receptores modernos la necesidad de experimentar sensaciones en el mundo real.

A continuación, la transcripción del artículo titulado “El amor por los contenidos de valor”

El amor por los contenidos de valor

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Hace unos meses conversaba con una psicóloga acerca de la importancia de los contenidos que creamos para las diferentes plataformas digitales con las que interactuamos hoy en día. Aterrada quedé cuando me reveló la existencia de una moderna y terrible enfermedad que yo ignoraba: la alexitimia.

La describió como “la incapacidad de expresar y describir sentimientos”, es decir el impedimento de las personas para identificar emociones.

Me quedé helada, triste y asustada.

Este fenómeno de nuestros tiempos me hizo pensar inmediatamente en la responsabilidad que tenemos hoy en día quienes generamos contenidos de medios digitales, muchos de los cuales funcionan como plataformas de sentimientos.

Esta enfermedad moderna evidencia, entre otras cosas, que existen relaciones afectivas desarrolladas exclusivamente sobre plataformas virtuales en donde las expresiones se reducen a un “like”, un “me gusta” o un “<3”. Los sentimientos pasan a digitalizarse, se activan con un botón, se expresan en multipantallas y se viven en tiempo real en “micromomentos”. Los estados de ánimo pasan a ser comunicados de prensa y la validez de tu situación sentimental se define en el estado de tu perfil de Facebook.

No quiero ni pensar que el verdadero romanticismo de la vida está en peligro de extinción, y no me estoy refiriendo precisamente a serenatas. Me refiero a la intención con que hacemos las cosas, a los mensajes elaborados, me refiero a tener en cuenta objetivos importantes, que tengan como prioridad el alma de las cosas, de nosotros mismos.

Me da una tristeza inmensa pensar que cada vez van a suceder menos cosas bonitas en un mundo real porque son reemplazadas por vacíos momentos virtuales. Hay momentos en los que congelo situaciones con mis amigas y observo detenidamente cómo nos emocionamos con un mensaje de whatsapp del chico que nos gusta, y pienso: este nivel de reacción es más compatible con unas flores, una nota escrita a mano o cualquier expresión física del amor, mas no es compatible con un cobarde mensaje de texto que, además, no tiene buena redacción.

¿Hemos perdido la valentía de conectarnos más allá del wifi? ¿Dónde están los valientes?

Tiemblo imaginando que llegue el día donde nunca más nos llamen por teléfono a invitarnos al cine, que las flores reales, que huelen de verdad y que se marchitarán en probablemente cuatro días, nunca lleguen a la puerta de nuestras casas; o lo que es más terrible aún, que los besos se reduzcan a imágenes o animaciones GIFS. Me da un ataque de sólo pensar que lo único que vamos a recibir por el resto de nuestras vidas son emoticones! Me pregunto: ¿Lo que ganamos con la tecnología es más de lo que estamos perdiendo?

Valgan verdades, los medios digitales son bien valorados y necesarios en todo tipo de relaciones afectivas el día de hoy. Tenemos que fluir con esto, pero aún podemos decidir cómo. Las fotos, los videos, los mensajes de voz y los textos son herramientas indispensables para complementar la expresión de sentimientos, y las plataformas sobre las cuales se expresan permiten que no sólo seamos testigos, sino partícipes de espontaneidad e interacción, pero hoy tenemos el reto de generar contenidos de valor que logren hacernos sentir, que nos convenzan de experimentar sensaciones en un mundo real y no permitir esta rara condición de vivir sin sentir emociones.

¿Qué sucede con los nativos digitales? Pasa que estos jóvenes se desarrollan en entornos en donde es común y necesario que los sentimientos pasen por diversas plataformas y es así como corren el riesgo de sufrir una desestructura de su naturaleza humana.

Sé que en nuestra profesión como publicistas y comunicadores tenemos el deber de inventar contenido que determine el éxito de una publicación y logre la bien venerada “conversión” para nuestros clientes, porque como en la vida misma, sin contenido de valor no hay interés, si no hay interés no hay lectura o interacción, y sin interacción el cliente no vende.

Ante este escenario propongamos contenidos bonitos de espíritu, de escritura, de sentimiento. Pongamos atención en el mundo real para impactar y dar valor en un mundo digital. No perdamos de vista que las emociones influyen muchísimo en la atención y la memoria, y la mayoría de veces determinan nuestras elecciones. Tengamos en cuenta que los receptores son cada vez más expertos y exigentes en la búsqueda de información.

Entonces inventemos contenidos digitales memorables, casi casi tan inolvidables como un abrazo, una copa de vino o una sonrisa… entre otras cosas maravillosas. Señores, seamos más valientes.

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Fiori es CEO de Staff Creativa, Agencia de Diseño Web y Marketing Online
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